
Todos tenemos sueños. En nuestra infancia comienzan como fantasías queriendo ser superhéroes y/o superestrellas. Deseamos lograr grandes cosas y llegar a ser fuera de lo normal.
Luego según vamos creciendo vamos formando sueños reales para nuestro futuro. Soñamos con tener éxito en una carrera, con tener amigos grandiosos, con tener la libertad de viajar y tener aventuras inolvidables, con encontrar el amor de nuestra vida, con formar una familia, comprar una casa, comprar un vehículo de ultimo modelo, con estar bien económicamente, con ser libres de las adiciones, tener paz, con tener una vida espiritual inigualable entre mucho mas. Deseamos tener una vida completamente exitosa.
Dentro de esta vida exitosa que queremos lograr nos llenamos de mucha esperanza pensando que lo vamos a lograr sin ningún problema. Tenemos resuelto que Dios nos va ayudar a alcanzar cada uno de nuestros sueños según lo tenemos «fríamente calculados». Y aunque Dios quiere que también seamos exitosos Él no ve el éxito desde la misma perspectiva nuestra. Así que aquí comienza la aventura en nuestras vidas.
Lo que pensábamos lograr en dos años comienza a demorarse. Los amigos que considerábamos tener para toda la vida se van. La compra de un hogar se hace casi imposible. La carrera profesional nos agobia porque no es lo que esperábamos. La pareja no llega cuando pensábamos que estábamos listos. El dinero no es suficiente y la paz se ve afectada ante tantos «supuestos» retrasos.
Es cuando entonces nos detenemos, y analizamos ¿qué estamos haciendo? ¿qué sucedió con todo nuestros planes y sueños? ¿Por qué se demoran en llegar mis anhelos? Posiblemente, olvidamos que es Dios el que tiene el plan de nuestros sueños los cuales han sido depositados por El y solo debemos conectarnos a El para recibir la dirección correcta. Y aunque sabemos que algunas cosas se demoraran mas que otras El nos dará la paz que necesitamos para esperar en su tiempo perfecto.
Jeremías 29:11
Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.
No esperes que sea lo suficientemente tarde para darte cuenta que debes conectarte con el que si tiene todo bajo su control y conoce perfectamente lo que debemos hacer para el cumplimiento de nuestros sueños.
Pon todo lo que hagas en manos del Señor, y tus planes tendrán éxito.
Proverbios 16:3
Por. Vivian Rodríguez, Fundadora LED 22/agosto/2020
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