
Por. Jackeline Rodríguez, LED Team 05/05/020
Los cambios son parte de la vida, de la historia y aun, de la naturaleza. ¡Todo cambia, excepto Dios! La Biblia dice que Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8 Debido a su perfección de carácter, Dios es inmutable, lo cual significa que no puede ser cambiado o alterado en su forma. ¡Qué maravilloso es nuestro Dios! Él no necesita cambiar; porque es completamente Santo, Perfecto y Digno de Adoración.
No obstante, los seres humanos y la Creación en general, sí cambia. De hecho, los cambios son necesarios para la supervivencia de la raza humana. Tan es así, que todas las dimensiones del individuo: espiritual, emocional y física, deben ser renovadas y transformadas para superar las crisis de la vida y lograr la plenitud.
Las etapas del desarrollo predisponen cambios que deben ser afrontados y superados positivamente. Las crisis personales, familiares, sociales, laborales o de cualquier otra índole, requerirán en muchas ocasiones que realicemos cambios responsables que nos permitan adaptarnos, superarnos, desarrollarnos y extendernos hacia una vida mejor. Es preciso destacar que la vida no es estática, sino dinámica; por lo que los cambios serán parte esencial de ella.
Ahora bien, el ser humano enfrenta los cambios de diversas maneras. Algunas personas se resisten al cambio, otros lo evitan y trata de controlar aquellos aspectos que le ofrecen seguridad o estabilidad. Otras personas ceden al cambio y se atemperan a sus nuevas realidades. Otros, buscan el cambio que transforme su realidad en una mejor. Independientemente de cómo llegue el cambio; nuestra actitud determinará si nos petrificamos en una postura o situación, o decidimos caminar hacia algo mejor. Comprendiendo que esto es así, ¿qué podemos hacer entonces para manejar correctamente los cambios de la vida?
En primer lugar, consideremos que los cambios son parte de nuestra naturaleza humana y son parte esencial de nuestra trascendencia. No debemos permitir que emociones como el temor o prejuicios detengan nuestro progreso. La historia está llena de ejemplos de personas que enfrentaron cambios que no buscaron, pero que les llegaron de igual forma. Es importante señalar que dentro de los cambios se presentan nuevas oportunidades, nuevos horizontes o la salida hacia otra realidad que nos puede beneficiar. Ante este cuadro, lo determinante será hacer una evaluación de la situación que enfrentamos. Debemos ver qué alternativas tenemos para afrontar el desafío. Luego debemos evaluar posibles acciones y sus consecuencias, ya que de ese modo podremos actuar con mayor seguridad. Finalmente, debemos continuar en un proceso evaluativo continuo, ya que esto nos permitirá hacer los ajustes requeridos para el éxito.
En segundo lugar, debemos cultivar un espíritu moldeable ante Dios y ante los principios éticos, morales y cristianos que nos conforman. Un espíritu endurecido, soberbio, sin conocimiento o indiferente, impedirá que asumamos los cambios de manera provechosa. En ocasiones las personas que se resisten al cambio, priorizan su ego, opiniones y posturas; negándose la oportunidad de aceptar humildemente la necesidad de un cambio. Tristemente, el orgullo jamás dejará que veamos nuestra necesidad de cambiar, por lo que debemos suplicar a nuestro Hacedor que nos libre de ese mal, y nos permita, como Jesús, a ser mansos y humildes de corazón. Mateo 11:29 Algunas sugerencias para manejar el ego y nuestra autosuficiencia están en la Palabra de Dios la cual dice: Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal. Proverbios 3:5-7 Por otro lado, la Biblia dice y nos exhorta a una renovación mental completa que busca transformar nuestra vida- Romanos 12:2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
En tercer lugar, haz del cambio un estilo de vida, sin sacrificar o comprometer jamás tus principios y valores. Los cambios que la vida requiera que hagamos siempre deben ir dirigidos a cumplir nuestro propósito eterno; por lo tanto, las acciones que decidamos realizar deberán siempre estar fundadas en lo que creemos de Dios, de la vida, las relaciones y/o cualquier de cualquier otro aspecto de la vida. No todas las decisiones nos dirigirán a un cambio favorable, por eso la sabiduría y guianza de Dios serán determinantes para cambiar para bien. Cada cambio merece el tiempo para ser: analizado, discutido, orado y evaluado a la luz de la Palabra de Dios y de los principios de vida que ella nos aconseja. La Biblia es una fuente inequívoca de sabiduría y como indicamos al inicio de este breve discurso, Dios nunca cambia, porque en su perfección y sabiduría no tiene la necesidad de hacerlo. Buscar una sabiduría superior, siempre será de beneficio. ¿Acaso no consultamos con un corredor de bienes y raíces en el momento de comprar una casa? ¿Verdad que vamos trece años a la escuela y luego de cinco a ocho a la universidad para prepararnos para una profesión, oficio o vocación? Pues de igual manera, el consejo Divino está a disposición de cada uno de nosotros para ayudarnos a la toma de decisiones sabias, coherentes e íntegras que nos permitan, no solo afrontar los cambios de la vida; sino mayor aun, cambiar nuestra propia esencia y trascender hacia una vida muy superior a la que imaginamos.

La invitación de hoy es a cambiar para bien. Es la propuesta de Dios. Es la necesidad del mundo. Es la misión de la vida. Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo. Efesios 4:13 Versión Nueva Traducción Viviente
Por. Jackeline Rodríguez, Pastora de la Iglesia Cristiana Transformados en Gloria, Inc.
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